A diferencia de otras Ligas europeas y mundiales de fútbol, en España la regulación y normativas que afecta a los equipos filiales permiten que estos puedan actuar como clubes profesionales a todos los efectos -pudiendo competir en el mismo sistema de Liga que el resto de equipos-, en vez de jugar una Liga separada de equipos filiales. El contrato tenía como requisito ser firmado a nombre de una persona y no de una institución.